Jueves 28 de Abril de 2022

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William y Kate, su boda

Por: Consuelo Aguilar


Han pasado diez años de ese 29 de abril de 2011, cuando el príncipe William y Kate Middleton unieron sus vidas en una ceremonia emotiva, feliz y llena de amor en la Abadía de Westminster, en Londres, Inglaterra.

Porque, al paso del tiempo, quién no recuerda la expectativa que causó la boda y, sobre todo, el vestido de Kate, uno de los secretos mejor guardados. La radiante novia lució un modelo de la diseñadora Sarah Burton.

Era un vestido de satén marfil y blanco satinado, escote corazón, corpiño estrecho en la cintura y acolchado en las caderas, manga larga, falda con mucho volumen, enagua de tul de seda, parte trasera con acabado en gazar y botones forrados de organza, sujeta con lazos.

Llevó un velo de capas de tul suave con una cola de tres metros de largo, todo con apliques de encaje, flores de seda y bordados hechos por la Real Escuela de Costura.

Kate se dejó el pelo suelto y calzó un diseño hecho a mano por el equipo de Alexander McQueen, realizados en satén duquesa marfil con encaje bordado a mano también por la Real Escuela de Costura.

El ramo se inspiró en las flores favoritas de la Familia Real británica y la familia Middleton, lirios, jacinto, hiedra y mirto.

Lució aretes de diamantes en forma de pera que la firma Robinson Pelham diseñó inspirándose en el escudo de armas de la familia Middleton, que incluye bellotas y hojas de roble, un regalo personal de sus padres.

Kate coronó su atuendo con la tiara Cartier que la reina Isabel recibió de su madre por su 18º cumpleaños. Se trata de una tiara muy especial que ha pasado de generación en generación.

El príncipe Guillermo llegó a su boda a las 10:15 (hora local) por la Gran Puerta Oeste en la abadía de Westminster, a donde, junto al príncipe Harry, su padrino de boda, entró bajo los acordes de la música sacra.

Los invitados fueron llegando hasta llenar el lugar, en total mil 900, cuando una fanfarria anunció con la Marcha de Los pájaros de Charles Hubert Hastings Parry, la entrada de la reina, abuela del novio.

Es momento de Kate quien llega procedente del hotel Goring, en lugar de uno de los palacios reales y en un Rolls Royce Phantom VI, en lugar de un carruaje real.

Recorrió, del brazo de su padre, Michael Middleton, el largo pasillo de 73 metros convertido en arboleda con seis arces ingleses y dos carpes, sonriente y con la mirada fija en el altar, donde la espera su príncipe, con el uniforme de coronel de la Guardia Irlandesa y la insigna de la estrella de ocho puntas de la Ilustrísima Orden de San Patricio, entre otras.

Minutos después la música envuelve el templo para celebrar que Guillermo de Inglaterra y Catherine Middleton ya son marido y mujer. duques de Cambridge, título que les otorgó la reina Isabel.

Los novios se dirigieron a firmar el registro de matrimonio en la capilla de la abadía de Westminster. Reino Unido estalló en vítores, felicitaciones y redobles de campanas, los ya esposos salieron de la Abadía

Para la cena de boda, Kate eligió un vestido de gazar de satén blanco a juego con bolero de angora y un cinturón de pedrería, diseño también de Sarah Burton, con el pelo suelto.

La tarta nupcial constó de cuatro flores nacionales una rosa (Inglaterra) un cardo (Escocia) un trébol (Irlanda del Norte) y un narciso (Gales).

Hoy, William, Kate y sus tres hijos, los príncipes Jorge, Carlota y Luis, están de manteles largos, celebrado su décimo aniversario de bodas, el de aluminio y estaño.